Las Marismas del Odiel, distinguidas como Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1983, conforman un paraje natural de humedales situados en la desembocadura del río Odiel, en la provincia de Huelva, comprendiendo los municipios de Gibraleón, Aljaraque, Punta Umbría y el suroeste de Huelva capital, convirtiéndose en extensión en la segunda zona húmeda de la provincia detrás del Espacio Natural de Doñana. A su vez, adhiere e integra las adyacentes: Reserva Natural de las Marismas del Burro y Reserva Natural de la Isla de Enmedio.
La razón de aproximarme y trabajar en las marismas del Odiel, además de la desacostumbrada e inusual belleza del enclave, tiene que ver con la resiliencia y la adaptación de espacios divergentes que conviven con «naturalidad». Se podría decir que articulan un «efecto oasis». De hecho, como en muchos de los viajes y proyectos que he realizado, hay una realidad sorprendente, que es el encaramiento de los contrarios, la refracción entre opuestos que han encontrado el modo de destinarse y progresar. Un territorio progresa industrialmente y otro territorio progresa naturalmente acogiendo innumerables formas de vida, poblaciones migrantes de aves o, contrariamente, fauna y flora perennales, asentadas, definitivamente, en los humedales. Todas las fronteras, todos los límites se tocan, por desemejantes que puedan ser concluyen y habitan relacionándose. Esta relación es extrema, es radical, pues aquí compatibilizan en espacios colindantes separaciones abruptas, definitivas y, sin embargo, una vez consolidados políticamente los territorios, una vez radicados, es decir, no permitiendo la colonización asimétrica de uno por el otro, la espacialización y su panorama se resuelven asombrosos. Lo que se pretende, por tanto, es multiplicar los mundos, no compendiarlos o restringirlos como espacios amenizadores de los propios. Amenizar proviene de la palabra latina amoenus, que significa «encantador y agradable a la vista», y suele asociarse habitualmente a un lugar o paisaje. Hay, de este modo, que canalizar las venas del territorio y abandonar la idea de posesión cercada, sustituyéndola por un concepto de inventariado y observación respetuosos con aquello que, estando «protegido», no requiere de una participación activa por nuestra parte.
«A la vida no le gusta estar encajonada; prefiere espacios variados y menos constreñidos. Nuestra herencia biológica casa mejor con los rincones y los recovecos, con los espacios irregulares y circulares, que con la geometría lineal. Las ciudades lineales y los hábitats creados según los cánones de la planificación geométrica nos resultan insatisfactorios, e incluso perturbadores, porque violentan nuestra herencia biológica, lo amorfo y lo irregular que hay en nuestro interior, que es la materia de toda la vida orgánica».
«La imaginación es una forma de hospitalidad, (puesto que) nos permite albergar aquello que, en el sentimiento del presente, aguza un apetito por la alteridad».
Módulo A / Módulo B / Módulo C
Maqueta
El mirador es una arquitectura que propende al panorama, el observatorio concentra su interés en una “representación axonométrica” busca, por así decirlo, el relieve. Eso sí, ambas estructuras constructivas comparten la relación de sus espacios con una realidad lenticular, ampliativa. Ambas arquitecturas son protectorados desde donde incrementar el efecto de lo visto. El mirador tiende a órdenes perspectivos, mientras el observatorio busca articulaciones proyectantes. Uno busca la extensión ortográfica y el otro añade la visión estereográfica. El mirador descifra el deleite, el observatorio el estudio.
Inter-Acciones (2013)
Las construcciones de esta serie se encuentran sobre pilares o esbeltos machones de hormigón sosteniendo un plano horizontal estructural y quedando la planta baja exenta, esto tiene un sentido razonadamente constructivo, pero también simbólico. Por un lado combaten el entorno y sus irregularidades, estructuran plantas vacías sin erosión pero con corrientes y flujos permitiendo la función del mirador; por otra parte estatuyen un lenguaje de aprobación y merecimiento con el entorno, son saludables; es decir, no son ilegítimas, se interpolan desde sus postes o zancos sin viciar, sin corromper ni adulterar el paisaje.
Oikopartes 1 / Oikopartes 2
Pieza lumínica que contiene la radiografía implosionada de una planta como metáfora del colapso antrópico. Esta vascularización que queda radiada con efecto tridimensional, es fruto del enactivismo que, finalmente, rechaza la afirmación de que las mentes requieran representaciones sino que más bien, esencialmente, revelen (produzcan o enactúen) un mundo de cosas que significan. En suma, si refutamos o desmentimos la idea de que la mente requiera representaciones del mundo exterior podríamos concluir que las plantas poseen conciencia. Es decir, que hay mente vegetal.
Ecopartículas 1
Representación lumínica grabada al laser sobre cristal de plumas de flamenco rosa, propios a las Marismas del Odiel. Plumas de ave zancuda, nidífuga y filopática. El peso de la pluma es inversamente proporcional a su enorme contenido genético y su adaptación metamórfica al medio natural. La pluma de flamenco tiene una coloración rosada producto de los carotenoides, estos provienen del consumo de la artemia salina o partenogenética, el difícil equilibrio de este crustáceo invertebrado y primitivo ante especies invasoras es una síntesis del desestructurado equilibrio medioambiental.
«Todos los esfuerzos de los hombres y toda la Historia, si a algo tendían era a ser coronados solamente en la contemplación».
«Algún pájaro avisa y llama a ir hasta donde vaya marcando su voz. Y se la obedece; luego no se encuentra nada, nada que no sea un lugar intacto que parece haberse abierto en ese solo instante y que nunca más se dará así».
Linneanas (2025)
Estas imágenes, pertenecientes lógicamente a una serie más amplia, pretenden por medio de taxones, recoger y pautar las plantas de las Marismas del Odiel: las provenientes de la marisma alta, baja, media e interior, de las bandas arenosas y de las dunas móviles y fijas. Por último, su representación grafiteada responde simbólicamente a la huella antrópica y su propensión «natural» a «vandalizar» los recursos.
Thinking Paul Auster: Las marismas del Odiel
Año: 2025
Duración: 26´
Dionisio González
Docuficción que relata en clave literaria las experiencias vívidas y transversales del escritor estadounidense Paul Auster, del biogeógrafo y ornitólogo suizo François Vuilleumier y del narrador y poeta onubense Juan Ramón Jiménez en las marismas del Odiel.
A partir del encuentro en 1998 en el café Gijón en Madrid entre Auster y Vuilleumier comparece la voz literaria del exilio Lírica de la Atlántida de Juan Ramón Jiménez, y la experiencia en distintos estratos espacio-temporales del conjunto de los tres protagonistas en las marismas del Odiel: 1936, 1973 y 2013. El documental ahonda en la presencia de la ausencia, en cómo dicha ausencia, tras una observación en completa soledad, articula la presencia de una materialidad expandida y sinfónica. Profundiza en cómo el silencio correlata la vida, la microscópica, la celular, en cómo todo lo vivo está provisto de percepción y sensibilidad, incidiendo en nuestra ignorancia al soslayar que podemos encontrar inteligencia no ya en los animales sino en las plantas y los seres unicelulares: «Ya no sirve esta voz ni esta mirada. No nos basta esta forma. Hay que salir y ser en otro ser el otro ser» diría Juan Ramón.
Incide, igualmente, en la musicalidad de la tierra, en el terrenismo no como aplicación sino como filiación. Algo que podríamos definir como «terreal». Pues es pavoroso concluir que han desaparecido la mayor parte de los humedales que había en el mundo antes de la revolución industrial. El tiempo y su relación (erosiva y prospectiva) con el espacio nos hace pensar que la vida es corta a pesar de las secuencias y realidades dilatadas, sedimentadas y agregadas a la duración, un lapso de genomas y relojes moleculares, que es una forma presciente de aplicar la cairología que Agamben refiere como una transformación indispensable y cualitativa del tiempo.
«Ya no sirve esta voz ni esta mirada. No nos basta esta forma. Hay que salir y ser en otro ser el otro ser».
Dionisio González
Artista visual de reconocido prestigio Internacional cuyo trabajo explora, de forma propositiva, las problemáticas habitativas que enfrentan la arquitectura vernácula e irregular y las grandes utopías constructivas, fallidas, de la segunda posguerra. En suma, aquellas arquitecturas expuestas a su derrumbe y difuminación.
Tiene múltiples premios como: Premio Pilar Juncosa y Sotheby’s. Fundació Pilar i Joan Miró. Premio al fotógrafo Europeo Arendt Award. Premio de Fotografía Observatorio D’Achtall. Premio Nacional de Grabado. Premio Festival Off PhotoEspaña. Mecenazgo de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson. Beca Leonardo. BBVA. etc.
Su obra ha sido expuesta en las más reconocidas instituciones y museos del mundo como: Museo de Arte Contemporáneo. Cleveland. Museo de Arte Contemporaneo de Bourdeaux. Museo Centro de Arte Reina Sofía. (MNCARS). Madrid. Museum of Contemporary Photography, Chicago. Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO). Folkwang Museum, Essen. Museo de Arte de Sao Paulo (MASP), Museum of Contemporary Art (MOCCA), Toronto. Museo de Arte Contemporáneo (KIASMA), Helsinki. Kunstverein de Heilderberg. Museo de Arte Arquitectura y Tecnología MAAT . Lisboa, (MARTA) Hedford Museum. Alemania. Centre George Pompidou. Metz. etc.
Igualmente su trabajo artístico se ha podido contemplar en diferentes Bienales de Arte como: la 54 Bienalle di Arte di Venezia, Italia. X y XVII Bienalle di Architectura di Venezia, Italia. Biacs, Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Sevilla, España. Busan Biennale, Busan. Corea del Sur. Biennale de Miami, Miami. EE.UU. Bienal de le Havre. Francia. Kwang Ju Biennale Art Fair. Corea del Sur. Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Shenzhen, Shenzhen. China. XIV Bienal de Arquitectura y Urbanismo. Santander. España. etc.
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